Este miércoles 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos. La fecha, que se celebra desde 1992, fue creada para llamar la atención sobre la extrema importancia que tiene este cuerpo de agua que cubre el 70% de la superficie del planeta, no solo para nosotros los humanos, sino para todas las formas de vida en la Tierra.
Más que nunca, la fecha también sirve para alertar a la población mundial sobre la creciente amenaza a la salud de los océanos, producida por actividades humanas insostenibles como la pesca ilegal y el vertido de basura en estas aguas.
¿Qué es el Día Mundial de los Océanos?
El Día Mundial de los Océanos fue declarado por primera vez el 8 de junio de 1992, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Eco-92), celebrada en Río de Janeiro. Sin embargo, la fecha solo fue oficializada por las Naciones Unidas (ONU) en 2008.

Anualmente, la fecha sirve para llamar la atención sobre la preservación de los ecosistemas marinos y la ONU aprovecha la ocasión para realizar una serie de actividades con este fin, abordando una agenda específica cada año. Este año, el tema abordado es Revitalización: Acción Colectiva por el Océano.
El objetivo es destacar las diversas iniciativas colectivas en todo el mundo que luchan por la conservación, la restauración y, especialmente, la exploración científica de los océanos, ya que aún se desconoce más del 80% de este mundo acuático. Para conservar, es imprescindible saber.
La importancia de los océanos
Los océanos se dividen en cinco cuerpos de agua principales: Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico; pero esta división sólo sirve para organizar la forma en que estudiamos estas aguas. De hecho, todos forman un océano global, que conecta todos los continentes.

El océano global es responsable de producir hasta el 50% del oxígeno que respiramos, además de absorber el 30% del dióxido de carbono, uno de los principales agentes del calentamiento global. Por lo tanto, este mundo acuático juega un papel en la regulación del clima.
Los océanos también son una gran fuente de alimento. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), alrededor del 28% de la población mundial vive en regiones costeras y más de 2 mil millones de personas dependen directa o indirectamente de los ecosistemas marinos para sobrevivir.
Se estima que los océanos suministran hasta 170 millones de toneladas de productos del mar al año, lo que corresponde al 15% de todas las proteínas consumidas. Más que una fuente de sustento, los ecosistemas marinos albergan al menos 230.000 especies de plantas, invertebrados, peces y otros.
Además de regular el clima al eliminar el dióxido de carbono y liberar oxígeno a la atmósfera, los océanos también equilibran el clima global a través de la circulación de las corrientes oceánicas. El calor absorbido por las aguas se distribuye por todo el globo, desde los trópicos hasta los polos; desde la superficie hasta las profundidades.
amenazas a los océanos
Entre las principales amenazas a los océanos se encuentran la sobrepesca, que desequilibra ecosistemas enteros; contaminación de los mares, principalmente contaminación plástica; y los efectos del cambio climático en los océanos; que han cambiado su temperatura.

El aumento de la temperatura del océano contribuye a los efectos del cambio climático, intensificando el derretimiento del hielo polar y, en consecuencia, el aumento del nivel del mar, una amenaza directa para las poblaciones costeras.
Un océano más cálido también afecta directamente a las corrientes oceánicas. Estas corrientes, una vez alteradas, tienen efectos negativos sobre el transporte de nutrientes por el océano y sobre la producción de oxígeno que proviene del proceso de fotosíntesis de especies marinas como el plancton.
Otra consecuencia de un océano más cálido es la muerte de los arrecifes de coral. Los arrecifes son la base de la cadena alimentaria marina y cuando mueren, muchas especies se ven afectadas. Finalmente, un océano más cálido también es sinónimo de fenómenos atmosféricos más frecuentes e intensos, como los huracanes, otra amenaza para las poblaciones costeras.
Cinco acciones para revitalizar los océanos
Para concienciar y animar al público sobre la importancia de proteger y restaurar los océanos, el National Geographic enumeró algunas iniciativas que cada uno puede adoptar. Los consejos son parte del cuarto episodio de Podcast de Nat Geopresentado por los invitados Tamara Klink, navegante y escritora, y también por la documentalista, fotógrafa y activista Bárbara Veiga.
A continuación, consulte las cinco acciones para la revitalización de los océanos:
- Menos cigarrillo: Los cigarrillos son un importante agente contaminante. En todo el mundo, se estima que cada año se producen hasta 4.500 millones de colillas (residuos). Además, estos desechos también contaminan los océanos con microplásticos, lo que afecta a toda la cadena alimentaria;
- Menos plástico: Se estima que 11 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos anualmente, y para 2040, esta cifra podría triplicarse. El plástico representa el 85% de los desechos humanos que llegan a los ecosistemas marinos —aquí el reciclaje es una herramienta fundamental para reducir la cantidad de desechos que llegan a los mares;
- Menos combustible fósil: Las emisiones excesivas de gases de efecto invernadero (GEI), además de calentar los océanos, están reduciendo el nivel de oxígeno en las aguas marinas y esto podría provocar la extinción masiva de innumerables especies. Si estas emisiones se reducen inmediatamente, este riesgo se reduce hasta en un 70%;
- Menos sobrepesca: la demanda comercial de pesca se desplaza hacia zonas cada vez más profundas de los océanos en busca de especies marinas y esta práctica desmedida provoca un profundo desequilibrio en los ecosistemas marinos. Incluso los animales grandes, como las tortugas y los delfines en peligro de extinción, se ven afectados por la sobrepesca;
- Lo que haces importa: Por desafiantes que sean estos cambios, no son imposibles de lograr, especialmente cuando se desean colectivamente. Se debe adoptar una postura consciente desde la forma en que nos vestimos hasta la forma en que comemos.
Fuente: ONU, National Geographic