Los teléfonos inteligentes se han convertido en una parte integral de la vida moderna, pero su uso excesivo puede estar afectando nuestro bienestar mental y emocional. Pero la Dra. Wendy Suzuki, neurocientífica e investigadora de la memoria, va más allá e incluso dice que los smartphones están friendo nuestro cerebro.
Cuidado: ¡tu smartphone te está friendo el cerebro! ¿Cómo evitarlo?
En un debate en el podcast “El diario de un CEO”, este neurocientífico destacó los peligros potenciales del uso excesivo de teléfonos inteligentes, en particular su impacto en la salud del cerebro, la estabilidad emocional y las conexiones sociales.
El Dr. Suzuki describió el fenómeno de los teléfonos inteligentes que «fríen» nuestros cerebros como resultado de la sobreestimulación y la exposición constante a contenidos digitales. Este uso excesivo desencadena frecuentes picos de dopamina y respuestas de estrés que, con el tiempo, pueden alterar las vías neuronales del cerebro.
Destacó que este bombardeo constante de estímulos limita el potencial de crecimiento y plasticidad del cerebro, reduciendo en última instancia nuestra capacidad de alegría y satisfacción en las interacciones de la vida real.
El neurocientífico comparó la experiencia de utilizar aplicaciones de redes sociales con los juegos, en los que los usuarios buscan constantemente la siguiente dosis de dopamina.
El acto de actualizar un feed, recibir notificaciones o buscar Me gusta crea un ciclo de comportamiento de búsqueda de recompensas que puede llevar al uso compulsivo del teléfono inteligente. Este hecho, advirtió, podría dañar significativamente nuestra capacidad de formar y mantener conexiones humanas genuinas.
Impacto en la salud mental y las conexiones sociales.
El Dr. Suzuki estaba particularmente preocupado por los efectos de la adicción a los teléfonos inteligentes en los jóvenes. Observó que a medida que los niños y adolescentes comenzaron a pasar más tiempo en las redes sociales (a veces hasta siete horas al día), hubo un aumento notable de la ansiedad y la depresión, especialmente entre las niñas.
Las comparaciones constantes, la presión para mantener una presencia en línea y la retroalimentación instantánea de los me gusta y los comentarios pueden exacerbar los sentimientos de insuficiencia y estrés en los adolescentes.
El neurocientífico también destacó las implicaciones sociales más amplias de reducir las interacciones cara a cara. Explicó que las verdaderas conexiones humanas activan regiones clave del cerebro que son cruciales para la empatía, la inteligencia emocional y las relaciones profundas. Cuando elegimos interactuar con nuestros teléfonos inteligentes en lugar de con las personas que nos rodean, estas vías neuronales pueden debilitarse. Esto conduce a una disminución de las habilidades sociales y del bienestar emocional.
Ten una relación sana con tu celular
A pesar de los desafíos que plantea la adicción a los teléfonos inteligentes, el Dr. Suzuki cree que las personas pueden tomar medidas proactivas para mitigar su impacto y promover una mejor salud cerebral. Un ejemplo de esto es tomar descansos regulares de los teléfonos inteligentes para reiniciar comportamientos habituales, como revisar constantemente las notificaciones. Estos descansos pueden ayudar a las personas a redescubrir formas más saludables de pasar el tiempo y reducir la dependencia de la estimulación digital.
Por otro lado, la actividad física es una forma natural de combatir la ansiedad y la depresión. Incluso diez minutos de caminata pueden mejorar significativamente su estado de ánimo y reducir los niveles de estrés. Esto proporciona un contrapeso natural a los efectos de la adicción a los teléfonos inteligentes.
Practicar ejercicios de respiración profunda también puede activar la respuesta de relajación del cuerpo, ayudando a combatir el estrés y la ansiedad asociados a la conectividad constante.