Los microplásticos están por todas partes. Están en nuestra agua, nuestro suelo e incluso en nuestros propios cuerpos. Sin embargo, los investigadores aún no están seguros de cómo afectan nuestra salud. Para empeorar las cosas, los residuos microscópicos también son increíblemente difíciles de eliminar. ¿Pero sabes de dónde procede el 30% de los microplásticos?
Cada año, miles de millones de vehículos en todo el mundo liberan alrededor de 6 millones de toneladas de fragmentos de neumáticos. Estos pequeños fragmentos generados por el desgaste de la conducción normal acaban acumulándose en el suelo, ríos y lagos e incluso en nuestra comida. Recientemente, investigadores del sur de China encontraron sustancias químicas derivadas de los neumáticos en la mayoría de las muestras de orina humana.
Estas partículas de neumáticos contribuyen de manera significativa, pero a menudo pasada por alto, a la contaminación por microplásticos. Representan el 30% de los microplásticos que entran al medio ambiente en todo el mundo.
A pesar de la magnitud del problema, las partículas de neumáticos han pasado desapercibidas. A menudo mezclados con otros microplásticos, rara vez se los trata como una categoría de contaminación distinta, pero sus características únicas requieren un enfoque diferente.
Es necesario clasificar las partículas de neumáticos en una única categoría de contaminación. Este enfoque conduciría a una investigación más específica que podría informar políticas diseñadas específicamente para mitigar la contaminación de los neumáticos. Además, podría ayudar a los ciudadanos comunes y corrientes a comprender mejor la magnitud del problema y qué pueden hacer para resolverlo.
Cientos de aditivos químicos
Las partículas de neumáticos tienden a fabricarse a partir de una mezcla compleja de cauchos sintéticos y naturales, junto con cientos de aditivos químicos. Esto significa que las consecuencias de la contaminación de los neumáticos pueden ser inesperadas y de gran alcance.
Por ejemplo, el óxido de zinc constituye aproximadamente el 0,7 por ciento del peso de un neumático. Aunque es esencial para hacer que los neumáticos sean más duraderos, el óxido de zinc es altamente tóxico para los peces y otras formas de vida acuática y altera los ecosistemas, incluso en cantidades mínimas.
Otro aditivo dañino es una sustancia química conocida como 6PPD, que protege los neumáticos contra el agrietamiento. Cuando se expone al aire y al agua, se convierte en 6PPD-quinona, un compuesto asociado con la muerte masiva de peces en Estados Unidos.
Vehículos pesados, más contaminación
Los vehículos más pesados, incluidos los coches eléctricos (que tienen baterías muy pesadas), desgastan sus neumáticos más rápidamente y generan más partículas de microplásticos.
En comparación con los microplásticos convencionales, las partículas de neumáticos se comportan de manera diferente en el medio ambiente, se descomponen en compuestos químicos únicos y presentan distintos desafíos toxicológicos.
Con más de 2 mil millones de neumáticos producidos cada año para equipar automóviles cada vez más pesados y numerosos, se espera que el problema empeore. El impacto ambiental sólo aumentará si no reconocemos y abordamos el problema específico.