China está creciendo exponencialmente en el sector del coche eléctrico y a la Unión Europea (UE) no le está haciendo mucha gracia. Por este motivo, la UE aplicará ahora un arancel del 38% a las empresas automovilísticas chinas.
Las restricciones a China entran en vigor en julio
No hace falta decir que se trata de una medida extremadamente controvertida que entrará en vigor en julio. Al parecer, China tiene unas cuatro semanas para impugnar la medida de la UE.
Según The Guardian, lo más preocupante de todo es que este 38% se suma al arancel ya existente del 10%. Como dice la fuente, esto significa que China podría afrontar hasta alrededor del 48% en impuestos.
Como era de esperar, a los chinos no les gustó la idea y dejaron muy clara su intención: “tomar todas las medidas necesarias para defender los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas”.
China y la UE se quejan de injusticia
En esta situación, ambas partes se quejan de injusticia. Para los chinos, es injusto que la UE quiera detener el crecimiento de China. Para la UE, el enorme refuerzo financiero dado por el gobierno chino también desregula el mercado y perjudica a otros.
Esto significa que, al igual que Estados Unidos, la UE también teme el crecimiento de las importaciones chinas a precios baratos. Este evidente aumento de China se considera una especie de “hacha” para la industria automovilística europea.
Dicho esto, los chinos tendrán dos opciones: unirse a los planes de la UE o no alinearse con esos mismos planes. La diferencia entre el primer y segundo grupo es que uno recibe un arancel del 21% y el otro recibe el 38,1%.
Aún así, resulta curioso que los altísimos impuestos no se apliquen a las marcas chinas que tienen fábricas en Europa. BYD, por ejemplo, tiene una fábrica en Hungría y no estará sujeta a estos impuestos.
La medida no es unánime entre algunos representantes europeos
La medida es controvertida y hay varias opiniones diferentes al respecto. La propia directora general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles cree que la solución a los problemas europeos puede no ser ésta.
En opinión de Sigrid de Vries, “lo que el sector automovilístico europeo necesita sobre todo para ser competitivo a nivel mundial es una estrategia industrial sólida para la electromovilidad” (vía The Guardian).
Los que no están contentos con esta medida son los alemanes. En opinión del Ministro de Transportes de Berlín, Volker Wissing, “los aranceles punitivos de la Comisión Europea han afectado a las empresas alemanas y a sus principales productos”.
La polémica ha terminado, por lo que solo nos queda esperar las “escenas” de los próximos capítulos.