Como hemos dicho varias veces a lo largo de los años, USB-C debería ser el cable que reine sobre todos los cables, ya que sirve para transferencia de datos, transferencia de imágenes y sí, carga súper rápida, entre otras cosas. Pero, incluso después de tantos años desde que la tecnología llegó al mercado, alrededor de 10 años, la realidad es que muchos de los problemas siguen muy presentes y evidentes.
USB-C en 2024 debería ser fantástico, ¡pero es un desastre!
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Por tanto, el estándar que se suponía solucionaría todos los problemas y alimentaría todas nuestras necesidades en el mundo de los cables, unificando la carga con la conectividad de imagen y audio, resultó ser una montaña que vio nacer un ratón.
¿Qué es USB-C? ¿Que ha cambiado?
Antes de hablar de los problemas del USB-C, vale la pena hablar un poco del estándar, y qué objetivos iniciales tenía antes de llegar al mercado.
En resumen, USB-C es el primer conector USB reversible y, solo por esa razón, es una increíble mejora funcional con respecto a sus predecesores.
Entonces, como era de esperar, ahora está presente en la mayoría de los dispositivos informáticos, desde teléfonos inteligentes hasta computadoras portátiles, como reemplazo del conector USB-A. Sin embargo, los puertos Tipo C también se encuentran en algunos dispositivos electrónicos portátiles, como cepillos de dientes eléctricos, cámaras digitales, powerbanks, etc…
¿Qué no funciona?
A diferencia del anillo de la saga cinematográfica El Señor de los Anillos, el cable USB-C no puede dominar a todos los demás cables del mercado, porque a pesar de todo su potencial, también tiene algunos defectos (ahora) muy difíciles de corregir.
No es que el USB-C no haya mejorado el mercado, porque sí lo ha hecho, y prueba de ello es que tengo delante un monitor USB-C suministrando energía a un portátil, que al mismo tiempo recibe sonido y imagen de esa misma computadora en mi escritorio. ¡Un cable para todo!
Pero, si este caso de uso funciona muy bien, hay muchos otros en los que la cosa no es tan funcional. El estándar USB-C no regula el mercado como debería, hay cables que cargan, que no cargan, o incluso cables que cargan pero no son capaces de ofrecer la máxima velocidad del cargador. También tenemos la parte de los cables USB-C que no son capaces de pasar imágenes ni audio, etc… Además de todo esto, también tenemos la complicación de saber qué cable USB-C hace qué.
Un solo cable no lo hace todo, y esto anula gran parte de la utilidad del cable USB-C desde el principio.
¿Por qué?
Un buen cable es caro y, como tal, los fabricantes siguen ofreciendo cables que son más sencillos y económicos de producir. Es más fácil y rentable seguir repasando la mayonesa, que cambiar la que está mala.
Aún así, ahora que casi todos los portátiles modernos tienen puertos USB-C para cargar, e incluso el iPhone ha adoptado el estándar… Se espera que las cosas se pongan un poco menos complicadas en un futuro próximo. Esto es así como toda la industria se centra y comienza a producir únicamente cables basados en este estándar. ¡Hay una luz al final del túnel!
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