El Oscar no es el único premio cinematográfico, pero indudablemente es el mucho más popular de todo el mundo y, por consiguiente, asimismo el más esencial. Todos conocen la icónica estatuilla dorada y lo que representa. No obstante, realmente pocas personas saben que el nombre del premio se transformó en Oscar por al azar y que este es solo un alias que se quedó con el paso del tiempo.

La iniciativa de premiar a las mejores películas, actores y directivos de todos los años brotó poco tras la creación de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, en 1927. La iniciativa era festejar la industria y alentar a otros expertos a ofrecer lo destacado de sí en Trabajos futuros. De esta forma fue como, un par de años después, la muy clásico liturgia tuvo su primera edición.
Y, para coronar el logro de estas películas, la Academia inventó un premio que simbolizaba toda la excelencia que habían soñado para el acontecimiento. No obstante, si bien llamaron al jefe de artistas del estudio MGM, Cedric Gibbons, para hacer el término de la figurita, absolutamente nadie se incordió en ofrecerle un nombre oficial.

Por esa razón el premio cinematográfico mucho más prominente de todo el mundo termina de ser nombrado Premio de la Academia al Mérito (Academy Award of Merit, en el original). Bastante poco entretenido, es verdad, tanto que no tardó prácticamente nada en aparecer el Oscar que conocemos.
El origen del Oscar
La enorme duda que circunda al nombre Oscar es que, exactamente por tratarse de algo tan folclórico, no hay un origen exacto de de qué manera brotó. Nuestra Academia afirma no estar segura de quién fue el creador del alias y acredita tres ediciones como las mucho más probables del surgimiento de la calva mucho más conocida y codiciada del cine.
La primera hipótesis es la mucho más famosa y, para bastante gente, asimismo la mucho más posible. Cuenta la historia de historia legendaria que poco una vez que el escultor George Stanley entregase las primeras ediciones del premio, la bibliotecaria de la Academia, y futura directiva ejecutiva del sindicato, Margaret Herrick bromeó diciendo que la estatuilla se parecía a su tío Oscar.
Absolutamente nadie sabía del Oscar, pero la verdad es que la broma tuvo éxito tras bambalinas no solo en la Academia, sino se extendió por todo Hollywood, con lo que actores, directivos y productores han comenzado a referirse al Premio al Mérito de la Academia solo por el familiar de Herrick. De un día para otro, Oscar se transformó en el tío mucho más popular de todo el mundo.

Otra versión afín, si bien no tan habitual, es que se trató de la actriz Bette Davis (Los desalmados) quien acuñó el alias al cotejar la escultura con otro familiar. En un caso así sería su marido, el músico Harmon Oscar Nelson.
La tercera oportunidad presentada por nuestra Academia es menos histórica. Según ella, el nombre Oscar no habría surgido de un comentario inocente de un bibliotecario o de una broma de una actriz, sino más bien de la lengua afilada de un periodista.
En verdad, es nuestro periodista Sidney Skolsky quien afirma ser el creador del nombre. Era un columnista de chimentos que escribía para el New York Daily News y que, el 17 de marzo de 1934, publicó por vez primera en un periódico sobre el chaval de los Oscar. Sin especificar el fundamento del alias de la estatuilla, de esta forma llama al premio ganado por Katharine Hepburn en su papel en mañanas de gloria.
De todos modos, es un tanto bien difícil de opinar que Skolsky acuñó el nombre. Por el contexto, semeja considerablemente más que sencillamente puso en papel la broma interna que había estado circulando en la industria del cine a lo largo de bastante tiempo, prestando asistencia a popularizar la broma. De cualquier forma, él es en parte importante responsable de contribuir a que los Oscar sean considerablemente más conocidos que el insípido Premio al Mérito de la Academia.
En el momento en que la Academia se inclinó frente a los Oscar
Como con cualquier alias, unicamente se pega en el momento en que lo rechazas, y de esta forma fue con Oscar. Si bien observamos a la Academia luciendo el nombre un año tras otro en todos y cada edición de los premios, la verdad es que tardó un tiempo en abrazar el nombre informal.
Recién en 1939 se dio por derrotada y llevó el Oscar a la liturgia. Tanto es conque, desde ese momento, la liturgia en su grupo lleva por nombre de esta forma, aun como una manera de facilitar las cosas y llevar a cabo mucho más amable el acontecimiento con el público. Y tras tanto tiempo desde la primera liturgia, semeja que la estrategia funcionó.