Si ha estado conduciendo autos durante algunos años, es probable que esté familiarizado con el clásico freno manual de mano. Es decir, esa palanca, generalmente colocada junto a la palanca de los cambios. Durante décadas, fue el mecanismo principal para mantener el automóvil inmovilizado cuando se estacionó e incluso sirvió como un recurso de emergencia si el sistema de frenado principal falló. Olvidar la activación puede incluso comprometer la durabilidad de algunos componentes del vehículo. Pero en los últimos tiempos, este formato tradicional ha sido reemplazado por una versión más moderna: frenos electrónicos de estacionamiento. Pero, ¿qué llevó al freno de mano tradicional a desaparecer?
La evolución del freno de mano
En lugar de la palanca voluminosa a la que se usaban muchos conductores, los nuevos frenos de mano están en forma de un botón o interruptor pequeño, generalmente ubicado en la misma zona de la cabina. Tienen el tamaño aproximado del botón que usamos para abrir o cerrar las gafas. Al presionarlo, pequeños motores eléctricos toman medidas, presionando las tabletas contra los frenos traseros. Aunque el proceso involucra electrónico, el efecto práctico es el mismo que el de un freno de mano tradicional.
La adopción de este sistema es casi universal en la industria automotriz. Aunque parece un pequeño cambio en la descripción general de la conducción, vale la pena darse cuenta de lo que motivó este cambio.
¿Por qué prefiere el nuevo sistema?
Hay dos razones principales por las cuales los fabricantes están optando por estos sistemas electrónicos. Primero, el espacio. Un botón ocupa mucha menos área que una palanca mecánica, lo que le permite aprovechar mejor el diseño de la consola central. Además, como el EPB se activa electrónicamente, la necesidad de canalizar cables mecánicos a las ruedas traseras, lo que simplifica la ingeniería del vehículo.
Desde el punto de vista del usuario, también hay ventajas. EPB es más fácil de operar: solo cargue un botón sin ningún esfuerzo físico. Además, muchos sistemas modernos integran características adicionales, como la activación automática al apagar el motor o la desactivación automática al comenzar la marcha. Pequeños detalles que hacen que la experiencia de manejo sea más cómoda y fluida.
En el fondo, esta es una de esas innovaciones que beneficia tanto a los conductores como a los fabricantes: menos complicaciones en la construcción, más comodidad y conveniencia para la rueda.