La exposición a un trío de sustancias químicas presentes en muchos artículos domésticos e industriales de uso cotidiano puede haber contribuido a millones de casos de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y muertes a lo largo de los años. Esto es según estimaciones de los impactos económicos y de salud de los aditivos plásticos comunes. De hecho, los productos de los que vamos a hablar a continuación podrían haber afectado la salud de millones de personas.
Un equipo internacional de investigadores reunió los resultados de más de 1.700 estudios en 38 países diferentes que investigaron los vínculos entre la exposición de las personas a sustancias químicas y ciertos impactos en la salud.
Los investigadores sostienen que los resultados son lo suficientemente preocupantes como para justificar una acción global. Sin embargo, los críticos dicen que todavía necesitamos pruebas concluyentes de que estos químicos sean la verdadera causa.
Los sospechosos de causar problemas
Los sospechosos en cuestión –BPA (bisfenol A), DEHP (ftalato de di(2-etilhexilo)) y PBDE (éteres de difenilo polibromados)– han sido relacionados anteriormente con graves problemas de salud.
La seguridad del BPA ha sido cuestionada durante algún tiempo. Está presente en nuestros envases de alimentos, especialmente en forma de epoxi que recubre algunas latas y botellas de alimentos y bebidas. La exposición a este compuesto se ha relacionado con tasas más altas de cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares.
Este último estudio reveló que 5,4 millones de casos de cardiopatía isquémica y 346.000 casos de accidente cerebrovascular en 2015 pueden estar asociados con la exposición al BPA. Esto sugiere que la exposición al BPA puede estar asociada con 431.000 muertes. Una estimación del impacto económico total sugiere que la pérdida de salud resultante podría haber costado a las naciones el equivalente a 1 billón de dólares en poder adquisitivo.
Sin embargo, el DEHP está presente en los plásticos flexibles de las mangueras de jardín, las cortinas de ducha, los tubos médicos y el cuero sintético.
Los estudios en animales han demostrado su potencial como disruptor endocrino, afectando el embarazo en ratones y la pubertad en ratas. Sin embargo, un estudio publicado en 2022 encontró un vínculo significativo entre el aumento de metabolitos de DEHP en muestras de orina de 5303 adultos estadounidenses y una mayor tasa de mortalidad. Este estudio reciente estima que 164.000 muertes en todo el mundo pueden estar relacionadas con la exposición al DEHP. Esto con unas pérdidas económicas equivalentes estimadas en 398 mil millones de dólares.
El plastico negro
Los PBDE son una clase de retardantes de llama que están en la raíz de la controversia sobre el consejo de tirar la espátula de plástico negra. Son habituales en materiales expuestos a altos niveles de calor, pero también en electrónica, piezas de automóviles, aviones y determinados textiles.
Sin embargo, pueden ingresar a nuestro cuerpo por inhalación. También por absorción dérmica o a través de los alimentos. Una ruta aparentemente improbable, pero que ha aparecido en utensilios, envases de alimentos y juguetes infantiles fabricados con plástico negro reciclado.
El impacto acumulativo parece ser devastador. El BPA y el DEHP se pueden eliminar del cuerpo con relativa rapidez con el paso de los días. Sin embargo, el flujo continuo de plásticos en nuestras vidas significa que tenemos poco alivio ante la exposición. La “adherencia” de los PBDE a nuestro organismo es menos clara y depende de la composición química específica.
Será necesario un enfoque más preventivo que dé prioridad a la protección de la salud humana y deje de dar por sentado que los productos químicos son seguros.