El estrés no solo afecta las emociones, sino que cambia la forma en que percibimos el mundo. De hecho, el estrés incluso puede interferir con la audición. Un nuevo estudio de ratas reveló que los animales expuestos a una semana de estrés se volvieron menos sensibles a los ruidos altos. Sus cerebros mostraron una actividad alterada en la corteza auditiva, con un impacto en la forma en que procesaron el sonido. Esto sugiere que el estrés no solo puede influir en la memoria y la cognición, sino también alterar sutilmente nuestras experiencias sensoriales diarias, lo que nos hace más reactivos al ruido y otros estímulos.
Cómo interfiere el estrés con la audición
Después de una semana de estrés repetido, las ratas cambiaron en la forma en que sus cerebros procesaron el sonido, haciéndolas menos sensibles a los ruidos altos. Esta conclusión resulta de un estudio publicado el 11 de febrero en la revista PLOS Biology, realizado por Ghattas Bisharat de la Universidad Negev Ben-Gurion en Israel y por sus colegas.
El estrés crónico no solo afecta la salud mental. Esto también puede cambiar la forma en que percibimos el mundo. Puede hacernos más asustados de ruido alto o más sensible a las texturas incómodas y fuertes olores. Para explorar el impacto del estrés en el procesamiento sensorial, los investigadores sometieron a las ratas a un confinamiento diario de 30 minutos en un espacio pequeño durante una semana. Luego examinaron la forma en que el cerebro de las ratas reaccionó al sonido.
Cambios cerebrales en ratas estresadas
Después de una semana de estrés, la capacidad auditiva de los animales medidos en el tronco cerebral auditivo se resulte normal. Sin embargo, en la corteza auditiva, los animales estresados tenían una mayor actividad neuronal espontánea.
Aunque el estudio actual se realiza en ratas, los resultados muestran que el estrés repetido puede alterar la forma en que los animales perciben y responden al mundo que las rodea.
Como conclusión, la investigación sugiere que el estrés repetido no solo ha impactado en tareas complejas como el aprendizaje y la memoria. Esto también puede cambiar la forma en que respondemos a los estímulos diarios neutrales.