Fui a ver a los «pecadores» (o «pecadores», para aquellos que prefieren el original) al cine sin grandes expectativas, confieso. Sabía que tenía potencial, y el elenco era de calidad. Pero, por supuesto, sabía que no vería un trabajo señalado a un Oscar. Pero cuanto menos espera, más te sorprendió. ¡Y que sorpresa!
¡Sinners es una de esas películas que no estábamos esperando!
Este es uno de esos proyectos que escapa de la fórmula habitual. No es terror, pero tampoco es solo un drama. Hay una línea muy bien definida entre el suspenso psicológico y el misterio constante. Todo esto con un toque de tensión, lo que a veces nos hace saltar de la silla en iniciador.
¡El ambiente está todo ahí! Oscuro, denso, incómodo, pero todo esto en el buen sentido. Desde la dirección del arte hasta la banda sonora, todo contribuye a crear una atmósfera que se mantenga.
Luego tenemos a los actores, una mezcla de nombres de Sonante con extraños perfectos, pero todos ellos con una entrega increíble. Por cierto, Michael B. Jordan usa la piel de dos personajes (hermanos gemelos), pero … ¡ni siquiera se dio cuenta de que él es el mismo actor!
Y atención: la película respeta el momento en que se inserta. No hay intentos de modernizar la narrativa para complacer al público actual. La película juega mucho en el racismo que se vivió en ese momento, e incluso juega un poco con la cosa. Es fiel, está contenido y le da fuerza.
En el fondo, «pecadores» es un buen ejemplo de cómo hacer el cine con identidad. Sin necesidad de efectos especiales en exageración, ni giros forzados. ¡Vale la pena!