Investigadores de la Universidad de Colonia han encontrado que las vacunas de ARNm contra Covid-19 pueden tener un efecto duradero en el sistema inmune innato, lo que podría mejorar la capacidad del cuerpo para combatir futuras infecciones.
Las vacunas de ARNm pueden tener un efecto duradero en la inmunidad
El estudio, realizado por científicos del Hospital de la Colonia de la Universidad y Universidad, reveló que estas vacunas no solo activan la respuesta inmune adaptativa, sino también la producción de anticuerpos, sino que también causan cambios prolongados en las células del sistema inmune innato.
La investigación fue dirigida por el profesor Dr. Jan Rybniker, responsable del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital de la Universidad de Colonia, y el Dr. Robert Hänsel-Hertsch, ambos investigadores principales del Centro de Medicina Molecular de Colony (CMMC). Los resultados se publicaron en Molecular Journal Systems Biology.
Inmunidad innata «entrenada» por vacunas de ARNm
El sistema inmune se divide en dos líneas de defensa. La inmunidad innata, que responde rápidamente a las amenazas genéricas, y la inmunidad adaptativa, que desarrolla defensas específicas para cada patógeno. Estos dos trabajan juntos para proteger el cuerpo.
Según los investigadores, las vacunas de ARNm causan cambios químicos en las proteínas histonizadas. Son las estructuras las que involucran ADN en las células de inmunidad. Estas modificaciones epigenéticas, como la acetilación, cambian la forma en que los genes se activan sin alterar la secuencia de ADN.
Estos cambios parecen hacer que las células la inmunidad innata sea más sensible y preparada para responder a las amenazas futuras, incluso si no están relacionadas con el virus SARS-CoV-2.
Evidencia de memoria inmune prolongada
«Nuestros datos indican que las vacunas de ARNm promueven una especie de» entrenamiento «epigenética de células inmunes innatas, permitiendo una respuesta más prolongada y efectiva», dice el Dr. Alexander Simonis, el autor principal del estudio.
El equipo analizó muestras de sangre de participantes vacunados durante seis momentos diferentes, centrándose en los monocitos. Es un tipo de glóbulos blancos que puede convertirse en macrófagos, células esenciales en la inmunidad innata. Descubrieron que las vacunas han causado cambios persistentes en los genes asociados con la respuesta inmune a través de la acetilación.
Lo más sorprendente, estos cambios se llevaron a cabo durante seis meses después de la vacunación. Dado que los monocitos solo permanecen en el cuerpo durante aproximadamente tres días, los científicos creen que las células precursoras, ubicadas en la médula ósea, también incorporan estas modificaciones epigenéticas.
Sin embargo, una dosis única de la vacuna no parece ser suficiente para desencadenar estos cambios duraderos. «Se necesitan dos dosis consecutivas o un refuerzo para inducir este tipo de respuesta inmune prolongada», explica Jan Rybniker.
Activación extendida de inmunidad y posibles aplicaciones futuras
Sin embargo, los cambios epigenéticos observados han llevado a una mayor activación de los genes proinflamatorios, lo que resulta en sustancias de producción de citocinas que ayudan a coordinar la respuesta inmune. Este efecto puede mejorar la efectividad del sistema inmune frente a varios tipos de infecciones, incluso si no se relacionan directamente con el coronavirus.
Los resultados de esta investigación pueden tener implicaciones significativas para la forma en que se desarrollan las vacunas en los próximos años. No solo contra Covid-19, sino también contra otras enfermedades infecciosas. La idea de que una vacuna puede «educar» al sistema inmune innato abre puertas a estrategias de prevención más efectivas y duraderas.