Si usted se encuentra sollozando ante el más mínimo indicio de irritación, es probable que tenga un conjunto de microbios en sus fosas nasales diferente al de todos los demás. Un equipo internacional de investigadores ha encontrado una cepa única de hongo en la nariz de personas que padecen fiebre del heno y asma.
Un descubrimiento interesante
La fiebre del heno o rinitis alérgica y el asma son dos de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes en los países occidentales. A nivel mundial, la fiebre del heno afecta a más de 400 millones de personas y el asma afecta a unos 260 millones.
Para investigar las posibles causas, Marcos Pérez-Losada, biólogo de la Universidad George Washington, y sus colegas secuenciaron muestras nasales de 339 niños y jóvenes. Entre ellos se encontraban 47 personas con rinitis alérgica, 155 con rinitis alérgica y asma, 12 con asma únicamente y 125 personas sanas.
Los investigadores descubrieron que las personas con rinitis alérgica, con y sin asma, compartían características únicas del microbioma nasal que diferían de las personas sanas. Los voluntarios con una o ambas enfermedades respiratorias tenían poblaciones de hongos más diversas y abundantes en sus fosas nasales.
«Demostramos que las muestras de rinitis alérgica tenían una diversidad fúngica significativamente mayor y una estructura de comunidad fúngica diferente en comparación con los controles sanos», dice Luís Delgado, inmunólogo de la Universidad de Oporto. «Esto puede sugerir que la rinitis alérgica aumenta la diversidad y altera la composición del microbioma del tracto respiratorio superior».
Esto refleja los mismos patrones ya conocidos con las bacterias, donde las especies oportunistas son más prevalentes en personas con enfermedades del tracto respiratorio. También sugiere que los hongos pueden ayudar a alterar el sistema inmunológico de nuestra nariz, sospecha el equipo.
En las narices de personas con ambos problemas respiratorios, los miembros de las poblaciones de hongos tuvieron muchas más interacciones ecológicas que los del grupo de control o los que solo tenían rinitis alérgica. Esto corrobora investigaciones anteriores que sugerían que la rinitis sola y la rinitis con asma comórbida pueden representar dos enfermedades distintas.
Si sus alergias le hacen sollozar, es probable que tenga diferentes hongos en la nariz.
Mientras tanto, las especies oportunistas que los investigadores han detectado en mayor abundancia incluyen Malassezia, que contribuye a la caspa y el acné. También Aspergillus, un conocido desencadenante de alergias; Candida, famosa por provocar aftas; y Penicillium, famoso por producir antibióticos.
El equipo también comparó los metabolitos entre las diferentes muestras para ver si podían identificar algunos mecanismos subyacentes a estas enfermedades. Las diferencias en las vías metabólicas entre los controles sanos y aquellos que padecían enfermedades de las vías respiratorias incluyeron una mayor actividad en torno a la creación de la molécula de ribonucleótido de 5-aminoimidazol.
Esta sustancia se ha relacionado anteriormente con enfermedades inflamatorias intestinales y cánceres colorrectales cuando se eleva en el intestino.
Pero para saber si la enfermedad está causando los cambios fúngicos o los hongos están causando la enfermedad, o ambos, estos cambios del microbioma tendrían que observarse a lo largo del tiempo, advierten los investigadores.
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